Responsable:
El/la estudiante se compromete con sus obligaciones y deberes. En consecuencia, se compromete
con el proceso académico del Programa Académico en el que está inscrito.
Honesto/a:
El/la estudiante es capaz de decir la verdad, en función de los principios morales de la sociedad,
con esto, puede actuar con rectitud durante el proceso académico.
Reflexivo/a:
El/la estudiante considera las fortalezas y debilidades de su proceso académico dentro de la
institución; esto integra el proceso de enseñanza-aprendizaje y los resultados obtenidos en las
evaluaciones. La reflexión permanente permitirá tomar decisiones adecuadas para mejorar
actitudes que sean distintas a los logros planeados.
Asertivo/a:
El/la estudiante es claro/a, objetivo/a y honesto/a para decir lo que quiere decir, buscando la
oportunidad correcta y sin pasar a llevar al resto de la comunidad ni menos cavar a sus pares, en
consecuencia, es capaz de controlar lo que dice y el momento para decirlo.
Proactivo/a:
El/la estudiante toma iniciativas y asume su responsabilidad para cumplir con actos concretos.
Esto promueve la mejora continua en procesos de aprendizaje autónomo, favoreciendo los
resultados en las evaluaciones de cada asignatura.
Creativo/a:
El/la estudiante es capaz de crear técnicas, métodos, procesos o productos que permitan
optimizar su aprendizaje. Por ejemplo, relaciona de manera autónoma contenidos de las clases
con situaciones de su vida cotidiana.
Perseverante:
El/la estudiante es capaz de terminar el programa académico contratado y cada una de las
asignaturas que este contempla, superando obstáculos o dificultades que se puedan presentar.
Resiliente:
El/la estudiante es capaz de adaptarse positivamente a situaciones adversas o desfavorables
durante su proceso académico y salir fortalecido de ellas: mejorando resultados, procesos,
relaciones humanas, entre otras.